¿Está bien dicho? ¿No sería “#NiUnaMás“?
Desde la administración y la gestión organizacional se hace mucho hincapié en como decimos las cosas. Nos suele pasar, en la vida, que queremos decir una cosa pero el receptor del mensaje entiende otra. Y no es porque no sabemos lo que pensamos y queremos expresar o porque el otro no entienda lo que escucha, sino porque utilizamos herramientas equivocadas (en este caso las palabras) para el mensaje.
Desde el estudio de la comunicación y la motivación se hace mucho detalle en las palabras que elegimos utilizar. Así, cada frase que se elige desde cualquier ámbito muchas veces es analizada por profesionales en comunicación y otras se escriben según lo que nos parece pero teniendo en cuenta lo que le llegará al receptor.
El hecho comunicacional de #NiUnaMenos es trascendental. Quienes comenzaron esta movilización fue un grupo de periodistas en Twitter, pero no sé como se instaló el nombre, si lo debatieron o nó. Lo que si sé es que generó un gran impacto.
Me atrevo a decir que cada vez que nos enteramos de algún femicidio, la mayoría pensamos “¿Una más?”. Esa forma de pensar conlleva un “aumento”, se van sumando los casos, algo malo que va creciendo y no podemos hacer nada al respecto, es algo normal.
Y ahora nos plantearon otra cosa, verlo desde otra perspectiva. No puede existir “#NiUnaMenos”. Replanteemos el tema, esto es algo malo, vayamos disminuyendo el problema.
Y considero que esto conlleva a la movilización, decir “Una Más” suena como algo normal, como “es así, ahora sigo viendo la tele”. En cambio, “Ni Una Menos” hace que nos preguntemos que está pasando y que entendamos que nosotros, individuos de una sociedad que genera esto, hagamos algo.
Por eso, el nombre con el cual se realizó el reclamo es fundamental.
Este análisis no es solo por la cuestión comunicacional desde nuestra humilde perspectiva, sino también para acompañar esta movilización.
¡¡¡ #NiUnaMenos !!!